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viernes, 1 de agosto de 2014

¿QUE GANAS CUANDO HABLAS MAL DE OTRAS PERSONAS?



Los chismes solo envenenan el alma


Por Becky Krinsky

Es probable que algunos chismes sean divertidos, interesantes y den tema de que hablar, sobre todo cuando no se habla de otras personas.  Desafortunadamente, hablar mal de otros nunca deja nada bueno. En realidad, un chisme es sumamente toxico, inútil, independientemente de que termina lastimando a todas las personas involucradas, es decir, tanto a los que lo dicen como a los que lo escuchan y — ni hablar — la persona a la que se refieren.


Hablar mal de alguien es también hablar mal de uno mismo. Después de todo, lo que uno avienta al universo, tarde o temprano también regresa. Una palabra tiene la gran cualidad de engrandecer y ayudar, o de deshacer y hasta matar — todo depende de cómo y para que se le utilice.

Que terrible es la costumbre de hacer un circo, o una revista de chismes públicos, de algo tan delicado como el sufrimiento, los problemas, una pérdida o hasta un compromiso de boda o un divorcio. Comentarios que hieren, juicios que castigan, en fin, todas las acciones que nulifican a la persona vulnerable, la cual generalmente ni siquiera tiene la manera de poderse defender ya que ella es la última persona en enterarse directamente de lo que dicen de ella.

En general, hablar de otras personas nunca es una cosa buena, ni siquiera cuando se habla bien, cuando se dice la verdad, cuando se comenta algo bueno… al hablar de otras personas, uno abre una puerta angosta y peligrosa la cual invita a la tentación, los malos entendidos, las envidas y, por supuesto, las terribles competencias.

Cuando uno habla mal de otros, además de envenenar el alma propia, se queda con un sentimiento de devaluó y de malestar, ya que el foco de atención se enfoca en aspectos negativos que solo nublan el panorama, e impiden ver más allá de los aspectos materiales e intrascendentes.

Al hablar, uno debe tener en cuenta que el único objetivo que se debe se buscar es el fomentar el bien común. No solo porque es lo debido, sino porque al final del día es lo mejor que uno puede hacer para sentir el alma limpia, sana y — sobre todo — bien nutrida emocionalmente.

Es importante la perspectiva general, tener en cuenta, valorar el alcance y las consecuencias de lo que uno dice y a quien se le dice también. 

Los chismes solo envenenan el alma

Todos y cada uno sabemos que en algún momento hemos caído en la trampa y la tentación de hablar mal de alguna persona, la próxima ocasión que esto suceda, solo recuerda que al hacerlo, no solo dañas a la persona de la que estás hablando, también te lastimas a ti, además de que ensucias tu medio ambiente.

La Receta:

“Valora tus comentarios”

Ingredientes:
  • 1 lata de prudencia – reconocer la importancia de las palabras y aprender a utilizarlas debidamente
  • 1 rebanada de respeto – valorar la dignidad y la reputación de todos
  • 2 cucharadas de control – evitar y reprimir las palabras inadecuadas y los juicios hirientes
  • 1 racimo de juicio – responsabilidad total de las acciones, palabras y pensamientos personales
  • 2 cubitos de compasión – anticipar el dolor ajeno causado por uno mismo
  • Límites y valor según sea necesario – fortaleza y valor para no hablar ni escuchar cosas que lastiman
Recomendación del chef:

Hoy no voy a hablar mal de nadie, ya que no voy hacer portador de un chisme que pueda causar daño o sufrimiento a otra persona.

Modo de preparación:

1.     Hay que tener mucho cuidado con lo que se escucha. Es tan importante el no aceptar una declaración falsa como el no hacer que otros la crean. Después de todo,el que habla mal de otros con uno, seguramente también hablará mal de uno con los demás.
2.     Hay que ser muy cuidadoso al hablar. Toda persona posee en si el gran poder del habla. Desalentar, lastimar, transgredir o falsificar la reputación de una persona es un delito muy serio que raramente se puede sanar o perdonar.
3.     Procura ser una persona positiva, gentil y armoniosa. Es mejor quedarse callado que hablar mal o causar una disputa innecesaria con otros. El mundo tiene suficientes problemas para que uno haga sufrir o avergüence a otro simplemente porque se habló sin pensar o por querer lastimar.

“Cuidado, no hagas ni digas de otros lo que no te gustaría que dijeran de ti, un dia te podrias comer tus propias palabras.

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