Doctora Aliza
• 6 junio, 2014
Posted in Estrés y Salud Mental.
Por Becky Krinsky
Las opiniones son valiosas, importantes y muy
productivas siempre y cuando sean recibidas con la misma buena intención con la
que estas fueron expresadas. De hecho, cuando una persona pide un consejo está
dispuesto a pagar por escucharlo. Pero cuando no quiere recibir o escucharlo,
ni regalado le interesa.
¿Habrá realmente un buen momento para dar una
opinión? Si la piden, por supuesto que sí, pero si no la buscan…
posiblemente no. Lo importante aquí es siempre tener claro el motivo y la
intención de la opinión: ayudar, prevenir, mejorar… nunca criticar, lastimar ni
causar dolor.
Toda persona tiene una opinión. Por supuesto que su
sentir personal, además de valido, es otro punto de vista. Pero,
desafortunadamente, es una percepción ajena y quizá incomoda para escuchar.
Las opiniones son simplemente opiniones. Si se les
diluye su carga emocional y se les aumenta el sentimiento de interés y de ayuda
sincera, quizá pueda ser que sean uno de los ingredientes más importantes para
la superación personal de cualquiera.
Las opiniones más delicadas, y probablemente las
que tengan más peso, siempre serán aquellas que provienen de las personas
cercanas, importantes y con alguna relación directa. Realmente, ¿cuándo se ha
visto que alguien se moleste por la opinión de un extraño? De hecho, esa
opinión fácilmente podría pasar como un comentario de un loco, inoportuno, y se
le ignora de inmediato.
Una persona que tiene muchas opiniones, habla todo
lo que siente sin pensar, e impone sus puntos de vista, se le considera como
una sujeto chismoso, metiche y bastante molesto.
Por otro lado, una persona que no habla nunca, ni
dice lo que piensa, se le denota como un ser sin carácter, sin opiniones, y sin
interés.
Sin embargo, a una persona que piensa lo que
dice y habla con prudencia, considera a los demás, y busca la manera de
comunicarse con cariño y suavidad, se le respeta, se le escucha y, por
supuesto, se le agradece todo lo que tiene que compartir.
¿Tú qué tipo de persona eres?
La
Receta:
“Opiniones sensatas“
Ingredientes:
- 1 taza de actitud positiva; promover siempre el bienestar de las personas
- 2 rebanadas de propósito; motivos claros, objetivos concretos y fines específicos
- 1 cucharada de claridad; pensamientos y palabras sencillas, gentiles y sin reproches
- 3 gotas de prudencia: sensibilidad, compasión y precaución
- 1 manojo de humildad; reconocer que se da una simple opinión, no es una imposición
- 1 pizca de realidad; perspectiva y balance de la situación
Recomendación del chef:
Recuerda que una opinión acertada puede
cambiar el destino de una persona, No es bueno esperar a que suceda un problema
o surja una crisis para escuchar o dar una buena opinión.
Modo de preparación:
- Una opinión puede ser la muestra más sincera de cariño e interés. El mejor ejemplo de amor y de preocupación que puede haber es el de poder prevenir errores o problemas de las personas que se les aprecia. Si se opina, es porque hay interés. Y futuro.
- Aprender a escuchar opiniones fomenta el crecimiento personal. La persona que reconoce el valor de una buena crítica y está dispuesta a recibir opiniones, es una persona que quiere crecer y superarse. Y salir adelante.
- Es importante dejar orgullo a un lado y concentrase en el propio bienestar. Es difícil y en ocasiones incomodo recibir una opinión que no se esperaba, sin embargo, es peligroso no escucharlas o evadirlas, hay muchas consecuencias que se pueden evitar o prevenir.
“Recuerda, el objetivo de una opinión es ayudar a
crecer y mejorar, el reto es el no lastimar o reprochar.”
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