Autor: Roberto Celaya
Figueroa
02-04-2013
Como dice en algunos espejos retrovisores de autos:
"las cosas están más cerca de lo que parecen".
Lograr lo que uno se propone necesariamente podrá
llevar mayor o menor esfuerzo, dependiendo de muchas cosas, lo que si siempre
requerirá será ingenio y creatividad.
La historia de Dick Fosbury es un ejemplo de cómo
cambiando el enfoque se cambian los resultados. En 1968 Dick Fosbury participó en las olimpiadas de México
68 logrando la medalla de oro en salto de altura así como imponer un nuevo
récord olímpico: 2.24 metros. Lo curioso de todo esto es la forma en cómo lo
logró.
Hasta ese entonces, todos los que hacían el salto
de altura lo hacían dando el vientre al listón (listón es la barra horizontal
que se coloca a una altura determinada entre dos soportes verticales separados
a unos 4 metros), en el caso de Dick Fosbury éste saltaba de espaldas al mismo
y con el brazo más próximo extendido. Esto le permitía dejar menos espacio
entre el centro de gravedad del saltador y el listón a superar, con lo que se
ganaba altura. El resultado es el comentado con anterioridad y a partir de ahí
fue la pauta de salto en este tipo de competencia hasta la fecha.
¿Por qué nunca antes nadie había intentado saltar
así? Por que implicaba ver las cosas de diferente manera. Un axioma de la
programación neurolingüistica señala que si sigues haciendo las cosas igual no
debes esperar resultados diferentes. Es así como el gran problema cuando nos
enfrentamos a retos no es la manera de resolverlos, sino la manera en que los
abordamos. Esto por una sencilla razón: todos los problemas tienen alguna
solución, pero no todas las visiones pueden dar con ello.
Por eso es muy útil el consejo de corto plazo de
dejar las cosas para resolver mañana cuando éstas son complicadas. El solo
darle a nuestra mente la oportunidad de "reiniciarse" permite en
muchas ocasiones ver las cosas desde otra perspectiva.
Hay un ejercicio que aplico en mis talleres para
demostrar como la solución a los retos a veces está justo delante de nosotros y
aún así no los vemos: se pone un tapete de 2 x 2 metros y en el centro un
dulce. Se le pide a los participantes que sin nada más que su cuerpo y sin
pisar el tapete sean capaces de agarrar el dulce. Unos se estiran, otros piden
ayuda y los agarran, pero no pueden. Al final (si es que nadie ha dado con la
manera de resolver el problema), simplemente me pongo en cuclillas y voy
enrollando el tapete hasta llegar al dulce tomándolo sin nunca haber pisado el
tapete.
Nuestra mente es muy potente pero también necesita
ayuda para resolver de forma diferente los problemas que enfrenta. ¿Cómo
podemos ayudarla? Aquí van cuatro sugerencias:
1. escribe tan detalladamente como puedas el
problema y léelo de nuevo, te dará otra perspectiva,
2. cambiando actores y circunstancias platícalo con
alguien y escucha sus comentarios, te dará otra perspectiva,
3. esfuérzate por escribir una canción o un poema
que hable del problema, te dará otra perspectiva, y/o
4. vete a dormir y retoma el problema al día
siguiente.
Todas las opciones anteriores hacen que la mente
salga de su círculo habitual desde donde está enfocando el problema, hace que
trabajen otras partes del cerebro o simplemente le dan una pausa en su
razonamiento.
Como dice un dicho: si las cosas tienen solución
¿para qué te preocupas? y si no la tienen ¿para qué te preocupas? Más que
preocuparse la cuestión es ocuparse solo recuerda que como dice en algunos
espejos retrovisores de autos: "las cosas están más cerca de lo que
parecen".
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