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jueves, 3 de octubre de 2013

EL PROFESOR DE INTRODUCCIÓN AL DERECHO



El Primer día de clase, el profesor de "Introducción al Derecho" entró al salón de clases, y lo primero que hizo fue preguntar el nombre de un estudiante que estaba sentado en la primera fila:
-     ¿Cuál es su nombre?
-     Mi nombre es Nelson, Señor.
-    ¡Fuera de mi clase y no vuelva nunca más! -gritó el desagradable maestro.



Nelson estaba desconcertado. Cuando volvió en sí, se levantó rápidamente recogió sus cosas y salió del salón.  Todo el mundo estaba asustado e indignado, pero nadie habló.
-    ¡Muy bien!, vamos a empezar.
-    ¿Para qué sirven las leyes? Preguntó el maestro.

Los estudiantes seguían asustados, pero poco a poco empezaron a responder a su pregunta:
-    Para tener un orden en nuestra sociedad.
-    ¡No! -respondió el profesor-.

-    Para cumplirlas.
-    ¡No!

-    Para que las personas equivocadas paguen por sus acciones.
-    ¡No!

-    ¿Alguien sabe la respuesta a esta pregunta?
Una muchacha habló con timidez:
-    Para que se haga justicia.

-    ¡Por fin!  Es decir, por la justicia.  Y ahora, ¿qué es la justicia?

Todos empezaron a molestarse por la actitud tan molesta del profesor, sin embargo, continuaron respondiendo:
-    A fin de salvaguardar los derechos humanos.
-    Bien, ¿qué más? -preguntó el maestro.

-    Para diferenciar el bien del mal, para recompensar a aquellos que hacen el bien.
-    Ok, no está mal, pero respondan a esta pregunta:
-    ¿Actué correctamente al expulsar a Nelson de salón de clase?

Todos estaban en silencio, nadie respondió.
-    Quiero una respuesta.
-    ¡No! -Todos contestaron con una sola voz.

-    ¿Se podría decir que he cometido una injusticia?
-    ¡Sí!

-    ¿Y por qué nadie hizo nada al respecto?  ¿Para qué queremos leyes y reglas, si no tenemos la voluntad necesaria para practicarlas?

Cada uno de ustedes tiene la obligación de hablar cuando es testigo de una injusticia, todos.  ¡No vuelvan a estar en silencio, nunca más!  Vayan a buscar a Nelson -dijo-.  Después de todo, él es el maestro, y yo soy un estudiante de último semestre académico.

Cuando no defendemos nuestros derechos, se pierde la dignidad y la dignidad no puede ser negociada.

Autor Desconocido   
 Tomado de Semillas de Vida

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